Si Belmonte viviera

07.02.2018

Publicado el 3 diciembre, 2009 

Por Luis Baras

Al pasar cada día por ese mirador de privilegio que es el Altozano y contemplar la figura de bronce del Pasmo de Triana, me suele asaltar la reflexión sobre el tiempo transcurrido desde que el inigualable maestro cerro sus ojos a la vida. Si a través de su corazón horadado, se puede contemplar la figura bella y esbelta de la Giralda y los perfiles mas hermosos de la Sevilla, teatro de La Maestranza incluido, a las espaldas de su frío bronce sigue inconfundible la Triana de siempre. Pero aunque permanezca ahí, altiva, hechicera, y profunda muchas cosas han cambiado, los últimos rescoldos de taberna se mantienen entre el abrumador cerco de las cervecerías, ¿donde puede nacer y tener su nido el cante?. Ahora el duende tiene que hacer grandes ejercicios de imaginación para abrazarse a una garganta hasta romperla en un quejio. Los ceramistas y alfareros fueron perdiendo el oficio, porque los aprendices se fueron también con el olvido, las barquillas camaroneras se mudaron al otro lado de la exclusa para establecerse en los limites de la Coria de Asekura "el japonés".

Los corrales, afortunadamente para unos y tristemente para otros se quedaron en las nostalgias de otras generaciones, y se llevaron a la diáspora de las barriadas el alma de la vocación trianera nacida y mantenida de generación en generación. Si Belmonte volviera la cabeza vería la sin razón en nombre de la cultura que en los antiguos terrenos de la inquisición cambio la vida y el pregón de las calidades por cuatro piedras sin valor y sin alma, recuerdo de la historia mas triste y vergonzante jamas contada, en el Zurraque, en la Cava y en el Charco de la Pava, todo quedó en un recuerdo. Se fueron los estíos de portal y de charlas de vecindad mientras los cantares siguen sublimando las emociones del pasado grabadas en la memoria y en la tradición oral, se fueron quemando los últimos rescoldos de una época, aunque los trianeros sigan yendo y viniendo de Sevilla.

Si Belmonte viviera no tendría espacio en la huerta de Gambogaz para ensayar su toreo imaginario con la vaquilla de los sueños. El urbanismo a dejado al barrio sin campo donde puedan crecer las margaritas silvestres de la pasión, allí donde la luna era capaz de ser mediadora y celestina de los amores mas incipientes, todo sigue igual en la memoria reciente, pero todo es diferente.

Ayer supe que murió un poeta anónimo, como si fuera un símbolo de la ausencia, dicen que en unas cuartillas, dejo escrito un largo poema con el temblor del pulso agotado por sus años, eran versos de nostalgia y de agotamiento vital, como tantos poetas en el olvido su último poema era el resumen de una vida y su mejor sentimiento en su anonimato, el último de sus versos decía "Ayer tarde fui a Triana y me "jarte" de llorar, lo corrales están vacíos, en Triana ya no hay na....con lo que Triana ha sio"

Si Belmonte viviera............