La corrupción moral

17.03.2018

Por Luis Baras


Tres millones de firmas y el 80 por ciento de la opinión pública a favor de mantener la ley, según las encuestas, no debe ignorarse. Se supone que los políticos gobiernan para el pueblo. No hay que creerse más moral por practicar el buenismo. Tanto derecho tienen unos a defender la derogación de la Prisión Permanente Revisable como otros lo contrario y, estoy seguro, que en las dos opciones hay gente con buenas intenciones. Pero utilizar a las víctimas y  los familiares de las víctimas en la sede de la soberanía nacional con el solo objetivo de conseguir un puñado de votos es de una bajeza lamentable. El debate del otro día en el Parlamento fue la demostración de la decadencia y la zafiedad en la que ha caído la política en nuestro país. Es la demostración de una nueva corrupción que se ha establecido entre la clase política "La Corrupción Moral". Y así lo han reconocido militantes de algunos de los partido debatientes, otros no por supuesto ya que esa alteración la llevan en su genes desde su nacimiento. NI era el momento ni eran las formas ni los argumentos. Lamentable espectáculo ante unos padres sonrojados por la vergüenza de verse utilizados en su dolor profundo y con el alma encogida de un país por el terrible crimen reciente de una criatura. Como ha dicho Javier Solana en su intervención en la Escuela de Gobierno convocada por el ínclito Sánchez , " Aunque no cuestionó la posición del partido, sí constató la mala sensación que ha dejado: «Ese debate parlamentario deberíamos haberlo ganado y lo hemos perdido. Seguramente somos los que más lo hemos perdido. Todos estáis de acuerdo y sabéis de lo que estoy hablando". Efectivamente, han perdido los políticos pero en realidad hemos perdido todos al comprobar la clase de moralidad de algunos de los que pretenden guiar nuestros destinos. Un acto lamentable que quedará en la historia negra del parlamentarismo español. La falta de pudor y de decencia política instalada en la sociedad de nuestro tiempo que solo busca el medraje personal y derribo del contrario a costa de lo que sea haciendo que los ciudadanos nos sintamos como una mera moneda de cambio a la que engañar y manipular a diario. "Desestabiliza que algo queda" y encima tener que soportar esa superioridad moral sobre el oponente. Ninguna ley penal evita el delito pero si resarce a la sociedad del mal causado por el delincuente. La reinserción es un derecho social indiscutible pero hay sujetos que no son reinsertables, está demostrado y todos conocemos ejemplos recientes, desconcierta y comprime la seguridad ciudadana. Los derechos del delincuente nunca puede estar por encima de los derechos de las víctimas ni de la seguridad de la sociedad y sus individuos, lo diga quien lo diga, igualmente las ideologías nunca debe debe ir contra la opinión mayoritaria de los ciudadanos. Ese es un error que en política siempre se paga.