Indignados con "todo"

30.01.2018

Vivimos una época en la que cada día nos llenamos de argumentos para estar "indignados" por cualquier cosa que dice alguien en los medios, en la calle o en las redes sociales. Pero hay una trampa en la que estamos cayendo permanente y es la de darle importancia a la opinión o el gesto de un individuo o incluso de un colectivo, cuando todos sabemos que eso es relativo y que lo importante es cuando el pensamiento injusto, inmoral o ignorante lo emite una sociedad completa o un régimen dictatorial .... No se puede vivir con la angustia permanente de ver lo que ha dicho alguien para sofocarnos por ello como si fuera todo tan grave y nuestro mundo se fuera a acabar.

Todo es relativo y "solo ofende quien puede y no quien quiere". Nos vendría bien una terapia colectiva para darle importancia a lo que realmente la tiene y pasar del resto. La libertad tiene ese precio, el que a veces tenemos que oír lo que no queremos oír. Pero nos hemos convertido en "indignados crónicos" que no estamos dispuestos a dejar pasar ni una, como si nos fuera la vida en ello. Boicoteamos películas o productos. Pasamos los WhatsApp. Las noticias sin contrastar, sean o no verdaderas. Estamos dispuestos a insultar a quien sea tan solo leyendo un titular. Protestamos como si lo que ha dicho alguien nos fuera a cambiar nuestro mañana.

Pero la mayoría de las veces no tiene ningún recorrido ni repercusión. Todo el mundo se ha convertido en juez, periodista, policía, coach, médico o entrenador de futbol. Todos creen saber más que los que saben realmente. Todos creen estar en posesión de la verdad y la autoridad moral sin dar la más mínima posibilidad a que los demás manifiesten en libertad. O se dice lo que yo pienso o no permito que nadie opine lo contrario. Pero cada uno es responsable de lo que dice y por tanto se expone a hacer el llamado "ridículo de los ignorantes". Lo dicho "Viva la filosofía de la relatividad"...nada es demasiado importante como para ir más allá de una mera valoración sin arañarnos la cara.

Nada es importante salvo lo que lo es, lo demás es anécdota. El fuego en el que cada día arden las redes sociales por lo que ha dicho o hecho menganito o fulanita es efímero y casi siempre sin consistencia. En 24 horas será devorado por otra nueva indignación...y, al menos yo, no pienso perder ni un minuto de mi preciado tiempo de vivir en considerar lo que ha dicho una actriz de segunda fila en un programa que solo lo ve el 1% del País vasco, y que, entre todos, lo hemos difundido como ni podían imaginar sus creadores. O el mensaje de un autobús que a causa de tanta protesta televisada lo han visto más gente en dos días que si lo hubieran paseado por toda España. O si un concejal caricato se carga el prestigio de una institución como es un Ayuntamiento que representa a todo un pueblo y se viste de cura para casar a alguien tan caricato como el. O si un concejal de Madrid se mete con el habla andaluza mostrando su ignorancia e incultura supina.....

La vida y el tiempo vale más y es más importante que toda esta chusma. Con lo que realmente habría que indignarse es con los políticos torpes, con la desigualdad, con la injusticia, con la violencia de género, con el maltrato infantil, con las dictaduras, con los oprimidos por falta de libertad, con los salvadores de la patria. Deberíamos aspirar a una sociedad en la que cada uno pueda decir lo que quiera nos guste o no y solo esté sometido al rigor de las leyes...al menos así entiendo la libertad ...porque lo contrario tiene nombre...