ODIOS, TORPEZAS Y UTOPÍAS

28.05.2018

Por Luis Baras

Aun reconociendo numerosos motivos, la corrupción, los retrocesos sociales, las necesidades pendientes de resolver, el paro juvenil, las pensiones, la desigualdad de la mujer, etc. etc. hay demasiada crispación. Hay gente que ha desarrollado una gran carga de odio y de agresividad hacia los que no piensan igual y encima van de demócratas y repartiendo carnets de democracia. "La democracia no es solo votar...es respetar". Las ideologías basadas en la aniquilación del contrario solo han traído malas consecuencias y hechos execrables para los pueblos. Hay quien se ha empeñado en provocar otra vez la confrontación desde el odio y el renacer de las dos Españas, parece mentira que gente joven solo sepan mirar hacia atrás. Espero que este país, por su bien, no caiga en ese error. 

No se puede crecer en derechos y libertades desde la demagogia y el egoísmo personal, hay que hacerlo desde las realidades, la altura de miras, lo colectivo y la verdad. Las sociedades nos son el producto de sus políticos, como algunos de ellos se creen y quieren demostrar. Las sociedades son el resultado de los individuos que la forman, pero eso se les olvida con mucha frecuencia a esos mismos políticos que salen de esa misma sociedad. Todos somos culpables porque solo denunciamos cuando nos afecta a nosotros de lleno, si no solemos mirar para otro lado. Nos manifestamos cuando los otros meten la mano en el cajón pero no cuando la meten los nuestros. 

No solo hay corruptos entre políticos, banqueros, empresarios ó sindicalistas, también los hay entre muchos ciudadanos que trampean con el IVA, las falsas bajas médicas, el cobro del paro mientras se trabaja, los que evaden impuestos, el valor de los pisos en las escrituras, los que intentan engañar al seguro, las economías sumergidas, etc, etc. En este país "el más tonto hace un reloj" y el más honesto se corrompe. "A mi no me des dinero, a mi solo ponme donde lo haya"

Votamos a los nuestros, aunque nos fastidie su corrupción porque "para que roben los otros que roben los míos". No se mide por el mismo rasero unas corruptelas que otras. Las de los otros siempre son peores que las de los nuestros. Protestamos las malas leyes de los otros pero acatamos y asumimos las malas que promulgan los de nuestra cuerda. No hay ningún partido que tenga la solución como nos quieren vender, las sociedades no crecen por los partidos, solo mejoran y se desarrollan por el esfuerzo y el proyecto comunitario, es decir, negociando y metiendo el hombro todos, políticos y ciudadanos. Es muy peligroso prometer sin tener ni saber de donde se va a sacar y, ejemplos, los tenemos muy cerca. No hay ideología en el mundo que resuelva todos los problemas como algunos venden, porque si la hubiera se sabría. La política es pacto, negociación, equilibrio, voluntad de todos y bien común. Es decir, todo lo contrario que vemos y padecemos cada día. 


Defendemos la libertad de expresión hasta que alguien la usa contra nuestras creencias. Se puede Insultar a los símbolos católicos, curiosamente nunca a otros credos, ¿verdad Wlly Toledo y Bardén?...con otros no tenéis "cojones". Un rapero puede pedir que se le ponga una bomba al Rey o que se mate a un guardia civil y hay gente, incluidos políticos, que lo defiende en aras de esa libertad, pero ojo, no oses meterte con determinados colectivos o formas de pensar porque esos mismos que se les llena la boca de libertad de expresión te tachan de "fascista" o de criminal, como pasa con los taurinos. Se llega a pedir el despido de un periodista por hacer su trabajo y sacar a la luz la incoherencia política tras la compra de un chalet. "eso de matar al mensajero me suena". No se te ocurra discrepar de movimientos ultrafeministas o estar a favor del famoso autobús de "hazte Oír". O contra el aborto o la ocupación porque serás machacado en las redes y no habrá para ti libertad de expresión que valga.  Las tertulias de algunos medios son ideológicas, solo con ver a los contertulios ya sabemos que van a defender, hasta son situados a la derecha y a la izquierda según su tendencia. El resultado siempre es igual, "los míos todo lo hacen bien y los otros todo lo hacen mal". No existe el análisis reflexivo e independiente. Por eso, en este país, si dices que no eres de nadie, que solo eres periodista, la gente no te cree. Según el medio en que trabajas te etiquetan. Nadie cree en el libre pensamiento y la opinión justa y equilibrada desde el rigor y los hechos.

Los últimos acontecimientos demuestran que ahora, cuando empezábamos a despegar y salir poco a poco de la crisis, hay políticos que lo ponen todo en peligro y siguen anteponiendo su ambición personal, y su poco sentido del Estado, por encima de los intereses de una España que tiene por delante el problemón catalán. El mayor y peor problema desde la transición.  ¿No se dan cuenta que la mayoría de los ciudadanos estamos aburridos y hartos?. ¿No son conscientes que lo que la gente quiere es que se les resuelvan sus problemas y punto?, los políticos les da igual, lo que quieren es que le resuelvan su vida, su bienestar y el de los suyos.. No caigamos en lo de "Seamos realistas, pidamos lo imposible". Si seguimos por ese camino acabaremos creando una sociedad no reivindicativa, de brazos caídos, agotada, una sociedad cansada de que todos la vapuleen, los que están, los que vienen y los que están por venir. Haber acabado con el bipartidismo está bien y es bueno para la democracia pero no nos  garantiza nada. Hasta ahora solo ingobernabilidad. Hay ilusos que creían que esa era la solución de los problemas, ¡Ojalá!. La historia demuestra que los populismos de izquierda y de derecha y la atomización ideológica nunca aportaron ni resolvieron nada, al contrario, solo generaron confrontación y desequilibrio. La calle es muy buena para denunciar y manifestar los desacuerdos ciudadanos y hacerlos llegar, pero es mala cuando el ciudadano es manejado por intereses de siglas que solo tratan de doblarle la mano al contrario, porque entonces el manifestante se convierte en un instrumento.


No es tiempo de iluminados ni de salvapatrias, es tiempo de leyes, de cordura y de talento, pero sobre todo, de revisión. La solución es una regeneración de la propia sociedad para forzar una nueva ciudadana y una nueva clase política. Una sociedad más honesta, más integra, más ética y moral, más culta políticamente que mire hacia el futuro y no al pasado.. Una sociedad que pase factura a quien ose salirse del camino de las normas, a quien se lo lleve y al partido que lo consienta y  que siga votando tapándose la nariz porqué son de los suyos. Pero también hay que pasarle factura a los políticos osados que nos ponen en peligro por ambiciones personales, mentiras, torpezas e incompetencia. Es hora ya de que los ciudadanos nos demos cuenta que el odio y la ineptitud se oculta tras la utopia, y eso es una mala noticia.